Como en todo clásico, sin importar la categoría, la "previa" durante la semana genera mucha expectativa. ¿Qué pasará?, ¿Quién vencerá?, son algunos de los interrogantes que se hace cada hincha durante la larga espera de que ése día llegue. Cuando él día llega, no importa más nada que los 90 minutos del encuentro. Esos dos tiempos de 45 minutos que te mordes las uñas, estas prendido viendo el televisor o estás en algún lugar de la tribuna en el "templo” del equipo local, alentando por tu camiseta, por tus colores.
Esas sensaciones son las que todo hincha se hubiese imaginado con el clásico del Partido de 3 de Febrero, donde se cruzaban por la séptima fecha de la B Metro, nada más ni nada menos que Almagro y Estudiantes. Ambos equipos llegaron a esta reunión en busca de una necesaria victoria, sin embargo, ese apuro por los tres puntos no se plasmó en el campo de juego. Porque durante los 90 minutos se prestaron la pelota en la mitad de la cancha sin que ninguno de los delanteros pueda llegar con peligro al arco rival. Por un lado, Estudiantes comenzó con más predisposición y con ganas de generar algo, pero no sorprendió. Por otra parte, Almagro cuando logró conquistar la posesión del balón, se encargó de la distribución de juego a lo largo del verde césped, aunque tampoco consiguió molestar a Ramiro “Mono” Martínez, arquero del "Pincha". La primera parte finalizó sin sobresaltos. En cambio, cuando todo parecía mejorar en el complemento, las pocas esperanzas de observar buen fútbol, se desvanecieron cuando el árbitro advierte una falta fuerte y expulsa al defensor del "Matador", Guillermo Benítez, tras conseguir su segunda amarilla en un lapso de 15 minutos.
Durante el segundo tiempo el partido seguía sin tomar color, ambos equipos agotaron sus cambios con el objetivo de encontrarle una variante al juego, pero no hubo caso, este partido estaba destinado a darle trabajó a los oculistas. Cuándo el partido estaba a punto de su culminación, "el Tricolor" intentó generar algunos ataques, pero siguió sin lastimar el arco de Estudiantes. Tras el pitazo final, la gente aplaudió al árbitro por el milagro de haberle puesto fin a esté aburrido encuentro.
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